Comentario
Los japoneses contaban con 51 divisiones, de las cuales 22 estaban ocupadas en China. A pesar del pacto de neutralidad formalizado entre Rusia y Japón, éste, desconfiado, dejó 13 divisiones en Manchuria y empleó 11 para sus designios expansionistas en el suroeste del Pacífico. Las restantes permanecían en la metrópoli y los distintos archipiélagos que poseía.
El Ejército 14, a cargo del teniente general Homma, debería ocupar Filipinas, apoyado por la 5ª Fuerza Aérea. Este Ejército estaba integrado por las divisiones 16 y 48, la Brigada Autónoma 65 y la Agrupación 56.
Por su parte, el Ejército 15, mandado por el teniente general Iida, debería ocupar Birmania y Tailandia. Para ello, contaba con la División 33 y buena parte de la 55.
La ocupación de Malasia correspondería al Ejército 25 del general Yamashita, con el apoyo de entre 350 y 450 aviones del Ejército, mientras que para Hong-Kong se destinaba la División 38, dependiente del mando en China. El resto de operaciones en el Pacífico se confiaban a fuerzas de la Marina y al resto de la División 55.
El hecho de que el Ejército japonés atravesara en aquellos momentos por una fase de reorganización hace que las divisiones japonesas variarán entre sí en cuanto al número de efectivos que las componían. Tradicionalmente, el Japón utilizaba formaciones de 12 batallones de más de 20.000 hombres, con medios de transporte animal. Estas fueron sustituidas por divisiones más compactas de nueve batallones, motorizadas, que integraban entre 12.000 y 15.000 soldados.
La infantería estaba dotada de un buen armamento artillero, especialmente en lo que respecta a morteros. Además, la moral del soldado japonés era alta, tras varias décadas de éxitos en sus campañas en China y Rusia; la fidelidad al Emperador estaba asegurada por la tradición cultural y la confianza en la capacidad técnica e industrial del Japón estaba avalada por el rápido y reciente progreso experimentado por el país tras su apertura a Occidente.
La táctica de ataque japonés consistía en la infiltración nocturna tras las líneas enemigas, ocupando los puntos estratégicos. Con ello se obviaba el problema de la precariedad de apoyo artillero y se aseguraba el suministro logístico. Las necesidades del soldado japonés eran bajas, por cuanto poseía una extraordinaria capacidad de sufrimiento y aguante, siendo capaz de sobrevivir aislado y con escasa comida durante varios días.
En cuanto a los medios técnicos, el Ejército meridional disponía de un número limitado de carros de combate, como el Chi-Ha, ligeros y medios. El potencial aéreo japonés sólo sería empleado parcialmente: 700 aviones de primera línea del Ejército de un total de 1.500, reforzados por 480 aviones de la Armada más los 450 destinados contra Pearl Harbor. Manejados por pilotos expertos y con una gran autonomía, los cazas A6M Zero eran los mejores aviones de combate del Pacífico, pudiendo escoltar a los bombarderos bimotores G3M y G4M durante su vuelo de ida y vuelta entre Formosa y Manila, de 1.450 km. Con ello, los portaaviones considerados necesarios para la cobertura aérea quedaron libres para el golpe de Pearl Harbor.
Los bombarderos, sin escolta, podían llegar a Singapur desde sus bases en la Indochina meridional, a 1.100 km. A finales de octubre de 1941 llegaron a estas bases cerca de 100 bombarderos G3M, número que se incrementó con 27 G4M en los primeros días de diciembre. Estos, más pesados, recibieron la orden de acabar con la Fuerza Z británica, especialmente el acorazado Prince of Wales y el crucero Repulse, que habían reforzado la dotación de Singapur el 2 de diciembre de 1941.
La Marina japonesa de organizaba en grupos según los objetivos fijados. El almirante Yamamoto mandaba el grueso de la Flota combinada, dos acorazados con cañones de 406 mm. y cuatro con cañones de 356 mm. A la que pronto se añadiría el acorazado más potente del mundo, el Yamato, con cañones de 460 mm.
El grupo de portaaviones que iban a participar en el ataque a Pearl Harbor estaba al mando del almirante Nagumo. Contaba con seis portaaviones, formados en tres parejas iguales: Akagi y Kaga, Hiryu y Soryu, y Shokaku y Zuikaku, estos últimos de reciente construcción y entregados al servicio activo en agosto y septiembre de 1941, respectivamente. Les escoltaban dos acorazados- Hiei y Kirishima-, dos cruceros pesados -Tone y Chikuma-, uno ligero, 16 destructores y tres submarinos.
Excepto el Kaga, todos los portaaviones podían alcanzar una velocidad máxima superior a los 30 nudos, llevando consigo entre 63 y 75 aviones, en total 423.
Además, Japón contaba con otros cuatro portaaviones más pequeños, dos para entrenamiento y otros dos asignados al frente meridional, que contaba también con dos acorazados con cañones de 356 mm., 11 cruceros con cañones de 203 mm., 7 cruceros ligeros, 40 destructores y 18 submarinos.